quinta-feira, 30 de outubro de 2008

Debilitamiento de las Farc… pero Colombia lejos de la paz!


Los 12 colombianos que recobraron la libertad en los últimos meses nos han llenado de alegría a quienes somos sus compatriotas y a la comunidad internacional que se ha solidarizado con la cruda realidad en que vivimos. La más reciente fuga a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), protagonizada el pasado 27 de Octubre por el excongresista Oscar Tulio Lizcano, no sólo es testimonio de la tenacidad, coraje y valentía que tiene que enfrentar un hombre sometido a tratos crueles durante más de 8 años, sino también la prueba fehaciente de que las Farc están debilitadas. El cerco militar que se impuso, impidió el paso de alimentos a sus frentes ubicados entre los límites de los departamentos de Risaralda y Chocó, lo que provocó la deserción del carcelero de Lizcano llevando consigo al último secuestrado con el que las Farc podían exigir un canje con sus presos.Si bien es cierto que las Farc están en su peor momento como organización política, también lo es que su debilitamiento está lejos de presentarse, por varias razones: i) la geografía colombiana está compuesta por espesas selvas en numerosas montañas que facilitan el desplazamiento de las filas, y por ende, la ejecución de sus actividades ii)su fuente de financiamiento –narcotráfico- será una fuente inagotable de recursos económicos más allá del debilitamiento de la ideología política iii)28 millones de colombianos viven en pobreza extrema (66% de la población total) lo que presenta a las farc como la opción de acceder a un salario y iv) la alianza que se está evidenciando con grupos de autodefensas para consolidar el negocio del narcotráfico la convierten de nuevo en una organización fuerte en el espacio urbano. Quisiera referirme a este último punto.
Nuestra historia ha estado marcada por un conflicto armado persistente, que ha provocado el derramamiento de sangre de millones de compatriotas. Lo absurdo de la situación es la tipología del conflicto: una guerra carente absolutamente de un sentido racional, es decir, movida por los vicios propios de la condición humana: la ambición, la codicia, el poder que corrompe a quien lo posee.
Luego de pasar por todos los episodios, modalidades, y formas de conflicto interno, hemos llegado a uno nuevo, la toma del poder por parte de las autodefensas, territorial y políticamente. Como si faltase algo más para agudizar la crisis interna, los paramilitares han ensuciado el congreso colombiano con más de 80 parlamentarios acusados por nexos con estos grupos delincuenciales.
Las autodenfensas nacieron bajo el nombre de las Convivir, cuando el gobernador de Antioquia de ese entonces (1995-1997) Álvaro Uribe Vélez, creó dichos grupos organizados como una forma de que la ciudadanía aportara a su propia seguridad; pero no se dimensionó la forma que adoptarían estas organizaciones: son actualmente responsables de más de 8.000 asesinatos macabros, donde la principal forma de muerte es la utilización de motosierras para descuartizar vivas a sus víctimas, y en algunas ocasiones, lanzarlos a los cocodrilos! Y es que los colombianos hemos visto lo inimaginable, razón por la que estamos anestesiados ante la cotidianidad de estas acciones… El afán de poder y ganancias económicas ahora tiene a las autodefensas unidas de Colombia, con participación de importantes empresarios, grandes terratenientes, famosos políticos, y hasta las mismas farc en ciertos territorios, en el comienzo de un nuevo conflicto… Por ello, es necesario concluir que en Colombia la guerra evoluciona, se transforma, pero no termina!

sexta-feira, 17 de outubro de 2008

Crisis del sistema jurídico estatal y la consolidación de sistemas alternos: Un pluralismo jurídico amplio

Podría decirse que quizá, el sistema jurídico colombiano siempre ha estado en crisis. Esta afirmación viene dada por la ineficacia del derecho para cumplir con sus postulados de regulación social dentro de unos parámetros determinados por el momento histórico en el que se desenvuelve, actualmente hablamos de Estado Social de Derecho.
Es menester mostrar como el concepto de derecho puede ser tan amplio, y por tanto, poseer tantas aristas como sociedades a regular.
Si bien para muchos doctrinantes el pluralismo jurídico sólo puede ser predicado de sistemas jurídicos paralelos que emanan de una institución legítima y legal, como es el caso del estado y/o organismos internaciones, en Colombia es indudable que el término pluralismo jurídico toma otras dimensiones más amplias.
La pluralidad de sistemas legales nace como consecuencia de la crisis hegemónica del estado moderno, donde múltiples grupos sociales tienden a construir una esfera jurídica independiente a la estatal, y en este sentido, cada uno opera dentro del mismo espacio con reglas propias de funcionamiento, pero ¿Qué pasa cuando existe un sistema coercitivo alterno, capaz de suplir en ciertos aspectos la ineficacia del derecho y del estado mismo? Indudablemente se llegará al desplazamiento de un sistema legal por otro, con inminentes riesgos para la estabilidad institucional y los derechos de los habitantes. En Colombia, los grupos al margen de la ley, ya sean rebeldes u organizaciones de delincuencia común, han sido la respuesta a necesidades sociales sobre las cuales el estado se muestra incapaz de ofrecer una solución eficaz, no obstante, han sido los principales gestores de sistemas jurídicos alternos, con un altísimo poder de coercitividad, no moral, sino por la fuerza; ejemplo de ello son los territorios en los que la fuerza pública ha perdido margen de acción, entrando, en el caso más habitual la guerrilla de las Farc o los paramilitares a ocupar y manejar estos territorios con reglas propias.
Por si solo, ya es problemático pensar que en un estado puedan existir varios sistemas jurídicos, algunos de ellos al margen de los postulados constitucionales y legales, pero lo que hace aún más compleja la situación, es que el gobierno mismo acepte políticamente dichas regulaciones, permitiendo la flagrante violación de derechos constitucionales en todos sus grados. Pues bien, Colombia, con su referente de conflicto armado permanente, ahora se ve envuelto en una de las mayores crisis institucionales de la historia, producto de la infiltración de grupos paramilitares en las altas esferas nacionales, como es el caso del gobierno, congreso, y hasta la misma rama judicial.
En el informe entregado ayer por Human Rights Watch, se acusa al presidente Álvaro Uribe de impedir el transparente funcionamiento de la justicia en los procesos que se adelantan contra los paramilitares, sin embargo, siendo una realidad evidente para la vida del país, brilla por la ausencia de control por parte de las demás instituciones.
Como siempre, la solución a esta problemática lleva a repensar el derecho de acuerdo a la dinámica social, buscar medios eficaces para responder a las necesidades colectivas y exigir la presencia de organismos internacionales que velen por el control del poder político, sin embargo, es una tarea tan difícil que la historia misma ha demostrado que para sociedades tan complejas como la nuestra, el derecho formalmente considerado, definitivamente, se queda corto.